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EL PARO. MOTIVOS DE PREOCUPACION

Publicado en Expansion 10/02/2020

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El último dato de desempleo, el correspondiente al mes de enero, ha venido a confirmar la desaceleración en la creación de empleo. Siendo esto importante lo ha sido más la preocupante cifra de la caída de la afiliación de la Seguridad Social en este mismo mes de enero: 244.000 cotizantes menos, en solo un mes. Nada menos, se ha dicho, que la mitad de la creación de empleo de todo el año.

Se trata, sin duda, de una cifra objetivamente muy elevada y que, considerada de forma aislada, puede llevarnos a interpretaciones erróneas. Veámoslo, por tanto, con un poco de detalle.

Por poner, en primer lugar, las cifras en contexto, cabe destacar que Enero es siempre un mes de destrucción de empleo, por razones de estacionalidad. En Enero de 2019 la caída de cotizantes fue de 204.000 personas, un 16 % menor que este año, y, a pesar de ello, en 2019 las afiliaciones crecieron en 384.000 personas. Es decir, tras destruir ese mes más de 200.000 empleos, en los restantes se crearon casi 600.000, consiguiendo en conjunto, casi 400.000 empleos. Algo parecido ocurrió los meses de enero anteriores: pérdida de 178.000 empleos en 2018, 175.000 en 2017 e incluso 204.000 en 2016. El dato de este mes de enero es sin duda preocupante, pero puesto en perspectiva nos permite valorarlo sin excesivas estridencias.

Lo que sí se evidencia es, como decía anteriormente, una preocupante desaceleración en el ritmo de creación de empleo. Si en 2015, 16 y 17 crecía el empleo en un orden de 400.000, 500.000 y aún 600.000 empleos anuales, este año 2019 lo iniciamos a un ritmo de creación de empleo superior al medio millón de empleos, bajamos en junio a un ritmo de 400.000 y desde diciembre lo hacemos por debajo de esa cifra. En un solo año nuestro ritmo de creación de empleo ha descendido en 200.000 afiliados.  La desaceleración no es solo evidente, es preocupante.

Lo mismo ocurre si observamos los datos desestacionalizados de la EPA (trimestrales): desde el segundo trimestre de 2013 en todos los trimestres se ha reducido el desempleo, en todos, hasta el segundo y el tercer trimestre de 2019. En ambos, de forma consecutiva, ha aumentado el paro, tras veintitrés trimestres de creación de empleo.

Se ha hablado mucho, y sin duda se seguirá haciendo, sobre el impacto en este contexto de la subida del SMI. Para un economista no cabe ninguna duda de que el aumento del precio de un factor (en este caso, el salario) reduce la demanda del mismo. Impacto negativo sobre la creación de empleo tiene, sin duda, lo que es más difícil es valorar si ese impacto negativo es más que compensado en términos de equidad por la mejora de la retribución de los trabajadores afectados. En este ámbito se habla, y mucho, del caso del campo. La afiliación en el régimen especial agrario ha descendido este año en 50.000 personas, lo que representa nada menos que un 7 % del total de afiliaciones a este régimen. Cifra, como se ve, nada desdeñable, y causa directa para algunos de la caída de empleo en el sector. Para otros, la causa debemos encontrarla en otros problemas que está viviendo el sector, y que son conocidos por todos. La discusión es estéril: si el precio del producto en el campo no da para cubrir los costes, es obvio que una subida de estos vía aumento del salario acrecienta el problema. Parece necesario atacar las causas de la incorrecta formación de precios en primer lugar, y actuar después sobre los salarios. Actuar al revés no hace otra cosa que agravar el problema.

Motivos hay por tanto para la preocupación. Pero no debemos perder de vista la situación actual: tenemos tanto empleo como en los mejores momentos antes de la crisis de 2008. Seguimos creando empleo aunque no se visualiza en bajadas correlativas del paro por una simple razón: se incorporan nuevos trabajadores al mercado laboral, lo que es en si mismo una buena noticia. Sigamos creando empleo y las retribuciones, todas, mejorarán.